Mis comienzos en el mundo del vino se remontan a la década de los 90. Llegué con mucha ilusión y poca idea. Durante estos años he disfrutado de algo que es más que un trabajo. He aprendido de grandes profesionales que han sido generosos en cederme parte de su conocimiento, me he formado para colmar mi curiosidad y he conocido a miles de personas con las que tengo algo en común: mi amor al vino. Con esta “buena mochila”, comenzamos.